Ante la pregunta de ¿por qué realizar un diseño arquitectónico antes de construir o remodelar un espacio? La respuesta es sencilla, siempre será más fácil y económico hacer cambios sobre el papel, durante el proceso mismo de diseño y planeación, que sobre la marcha de una obra donde cada ajuste, por mínimo que sea, involucrará perdidas materiales, de mano de obra, recursos humanos, profesionales y tiempo, lo que al final vendrá a traducirse en sobrecostos.
Además de la seguridad económica que brinda invertir en un buen proceso de diseño de la mano de profesionales idóneos, existen otras grandes ventajas que demuestran lo imprescindible que es éste para cualquier tipo y escala de proyecto, por pequeño y sencillo que parezca:
- Da un panorama general de las condiciones del proyecto, antes, durante y después de ser ejecutado: la fase de diseño cuenta con diferentes etapas que permiten conocer las características físicas, urbanas, ambientales, y sociales del lugar, ya sea un terreno, un local o un inmueble por desarrollar; de esta manera, se materializan las ideas del cliente dando solución a sus necesidades, para luego darle viabilidad estructural y determinar los servicios técnicos e instalaciones propias de la edificación (redes hidráulicas, sanitarias, iluminación, comunicaciones, climatización, disposición de basuras, entre otras).
- Permite identificar lo posible de lo imposible, según el presupuesto disponible: en línea con lo anterior, durante la fase de diseño se planea un proyecto bajo lineamientos de necesidades y costos reales, determinando qué ideas podrán ser ejecutadas y bajo qué especificaciones, según el dinero disponible.
- Estudios recientes revelan la influencia que juegan los entornos que habitamos en las emociones, los pensamientos y en el desarrollo de la personalidad. Los ambientes planificados, donde se equilibran función y estética, se promueve la estimulación sensorial a través del espacio y se propicia la interacción humana, tienen un alto impacto no solo en términos de eficiencia y funcionalidad, sino también de bienestar general, logrando así estimular y mejorar tanto el descanso como la creatividad. [1]
- Es imprescindible para invertir y construir con seguridad, así como para sacar el máximo partido del espacio disponible.
- Es usual la idea de que la construcción o intervención de cualquier espacio o edificación, sumado a factores de diseño y estética, tenderá a elevar su costo. Esto no es cierto en sí, ya que, un diseño claro, detallado e inteligentemente desarrollado, terminará ahorrando una gran cantidad de dinero en el largo plazo, no solo durante la ejecución, sino también en su mantenimiento, pues la construcción estará optimizada y coordinada a profundidad en toda dimensión de lo planteado, y terminará agregando valor al encargo.
- Dado lo anterior, es el acercamiento más realista a lo que se puede construir según el programa de necesidades de un proyecto: aún en el caso hipotético de contar con un presupuesto ilimitado, hay muchos otros factores que limitan las posibilidades de lo construible y es, precisamente, en la fase de diseño donde se evalúan todas estas variables. Desde la ubicación del terreno, su condición topográfica y geográfica, las características del subsuelo, las fuentes de abastecimiento, la normativa local vigente, hasta los antecedentes legales y las condiciones del mercado, son aspectos fundamentales a tener en cuenta antes de lanzarse a construir, dada la magnitud de la inversión que una obra siempre acarrea.
- No solo es el qué, sino también el cómo y el cuándo: conocer el panorama completo y tener clara la metodología de construcción desde el principio, permitirá tener un tiempo estimado de duración del proyecto lo más cercano posible a la realidad. Es acá donde la experiencia del profesional empieza a jugar un papel fundamental a la hora de concebir un proyecto de diseño y construcción.
- Evita la improvisación y hace más eficiente la etapa constructiva: tener una hoja de ruta clara, tanto en diseño como presupuesto, permite al constructor ejecutar su obra con certeza absoluta de los espacios, la estructura, materiales, mano de obra y tiempo necesario, disminuyendo al máximo la cantidad de imprevistos que se puedan presentar. Si bien son muchos los factores que influyen en una obra, la fase de diseño permite anticiparse a la gran mayoría y tener un plan de acción frente a las diferentes situaciones. Tanto en la fase de diseño y planeación, como en la fase de ejecución de obra, será indispensable un acompañamiento profesional.
Un buen diseño arquitectónico o de interiores, que considere una metodología de construcción clara y detallada, marcará la diferencia en la etapa de construcción y, lo que es más importante, en la manera como habitaremos el espacio, maximizando el bienestar que éste proveerá. Tiempo, costos, calidad y funcionalidad son las variables más afectadas por la ausencia de un diseño previo; planear antes de ejecutar será fundamental para el éxito de una obra. Para mayor información sobre este tema y otros relacionados, no dudes en contactarnos.
[1] https://inmobiliare.com/la-importancia-del-diseno/
